Cuando el dolor, se convierte en compañero inseparable en tu vida, tienes que aprender muchas cosas, lo primero intentar que esta convivencia no incida en tu forma de ser, lo cual es bastante difícil y casi imposible. Convivir con alguien que te esta tocando las narices casi a diario, no es tarea fácil para nadie.
Cuando el dolor se agudiza, entras en una fase de ya no aguanto mas, no puedo seguir así, porque me tuvo que tocar a mi, porque tengo que aguantarte todos los días, porque terminas, con mis ilusiones y proyectos, porque desesperas a los que me quieren, y a mi me torturas de esta manera, que te hice yo, para que me ataques con esta fuerza, cuando intento convivir contigo, de la mejor manera posible, porque me torturas así, hasta el punto, de cabrearme conmigo misma, por sentirme culpable, de permitir que me manejes a tu antojo, de no poder controlarte yo a ti, en vez de tu a mi. A veces, cuando el dolor te domina, quisieras tirar la toalla y ....
Pero, te paras y piensas, que no puedes permitir, que tan miserable compañero, se permita el lujo de paralizar tu vida, de que tires las toalla, porque eso seria, dejarlo ganar y no puedes dejar, que eso suceda, no debes aceptar, que algo tan ruin, como el Dolor, acabe contigo.
Hay que ser positivo y pensar, que esas fases agudas, del dolor, son como el invierno, frío casi siempre y de vez en cuando, con alguna dura tormenta, que, en cualquier momento cesara, y dejara paso, a un día lluvioso, frío, pero llevadero. Hasta otro día Dolor, por hoy no te aguando mas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario